miércoles, 17 de junio de 2009




El verano de 2007 fue el primero que pasé en Otranto con los juegos de ingenio. Una noche se acercó al puesto un señor. Mientras probaba distintos juegos yo veía que la gente le sacaba fotos. Disculpe, señor - le pregunté - ¿usted quién es? Ah, eso, sí... soy un cantautor italiano... me llamo Roberto Vecchioni. Yo nunca había oído una canción suya. La primera que escuché fue Samarcanda y me gustó.

Pasaron los días y Vecchioni siguió viniendo al puesto y haciéndose con juegos. El último día cruzó la Piazza del Popolo y entró en una librería. Volvió con su último libro, titulado "Las palabras no vienen de las cigüeñas". Y me lo regaló con dedicatoria y todo. Qué detallazo.